5.1.09

Cerco a Gaza

A estas horas Gaza está partido en dos, el ejercito Israelí, tras su incursión en territorio Palestino, lleva camino de aplastar por la fuerza bruta cualquier resistencia en la franja. Esa temible resistencia cuyo frente de batalla son chicos de 14 años armados con implacables piedras. Israel, a medida que avanza, va colmando de odio a esos jóvenes que ven como sus padres mueren, son encarcelados, y sus hermanos pequeños lloran atemorizados por el ruido de las bombas, bombas que acallan el ruido de los gritos.

¿Qué seguridad intenta conseguir Israel? El ataque indiscriminado y brutal contra los palestinos, lejos de atajar el odio y la violencia, lo alimenta, no sólo en los territorios ocupados, sino en un entorno geográfico que el propio pueblo hebreo se ha encargado de hacer cada vez más hostil. Hezbolá, Hamas, Irán…son cada vez más las amenazas contra el estado de Israel, alimentadas estas por 60 años de ocupación y obsesión defensiva.

Es fácil convencer a los ciudadanos israelíes de que es necesario llevar a cabo este tipo de acciones ante la posibilidad de ataques suicidas en su propio territorio, pero mucho más difícil es convencer a la comunidad internacional, y aún así, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es incapaz de consensuar una resolución de condena de este tipo de acciones, las de Israel contra Palestina, y las de Hamas contra Israel. EEUU utiliza su veto para no incomodar a los judíos en un contexto que sólo necesita de una declaración firmada para hacerles pasar vergüenza.

Mientras, las bombas siguen cayendo sobre la franja mas castigada del mundo, y mientras, esos chicos de catorce años que se enfrentan a pecho descubierto contra los carros de las fuerzas israelíes, alimentando su odio contra sus vecinos e inoculándoles un radicalismo que en el futuro se convertirá en una bomba viviente que seguirá atemorizando a los ciudadanos de Jerusalén, Tel Aviv, etc.
El primer paso lo han de dar Israel y Hamas, sin duda, pero también EEUU, quien en su ambigüedad deja abierto el camino a que se siga agitando la zona, lo cual repercutirá en una mayor inseguridad para todo el mundo.

Palestina ha sufrido demasiado, es el momento de comenzar a dar puntos de sutura, porque la cicatrización a semejantes heridas la protagonizarán los chicos de 14 años dentro de tres o cuatro generaciones.

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