21.6.08

Europa en crisis

Un veterano político sevillano dijo ante un auditorio lleno de jóvenes, no hace mucho, que siempre encontraremos motivos para indignarnos, y como jóvenes socialistas que éramos, no nos será difícil encontrar razones para reafirmarnos en nuestras ideas y pensar que tenemos todavía algo por lo que luchar. Quizá suene un tanto exagerado en esta sociedad que no s ha tocado vivir, pero todo hay que mirarlo en su justa medida y en el contexto que nos rodea.

Esta capacidad de indignarme como socialista, y como joven, me ha llegado de la Unión Europea. Y es que lo que yo tengo como una esperanza, la construcción de una Europa unida que empiece por darnos a todos las mismas posibilidades, dentro y fuera de sus fronteras, a veces entra en una especie de letargo que no sume en una pesadilla de la que creo que debemos salir cuanto antes. Algún día me extenderé aquí, y en el Blog Rose Rosse de lo que entiendo yo por Europa.

A lo que iba. Esta razón para indignarnos nos ha venido de dos golpes fuertes a todos los avances que durante muchos años la izquierda y la gente más progresista de este continente ha conseguido. No me apuntaré ni un solo mérito de todo esto, no soy tan insensato. El mérito lo tienen todos aquellos sacrificados trabajadores de finales del siglo XIX y gran parte del siglo XX que dieron hasta la vida defendiendo aquello que consideraban justo, aquello que podía dignificar la vida de los que menos tenían. Pero en el contexto histórico que nos toca vivir ahora, somos toda una generación quienes tenemos que dar la cara y no dejar que caiga todo aquello en saco roto, y es que las propuestas de involución que vienen dadas desde los mandamases de la Unión en este momento ponen en peligro más de un siglo de avances sociales.

La directiva europea sobre inmigración no es sólo un símbolo. La presión migratoria, y en ocasiones la poca comprensión de la ciudadanía, hace tomar a los gobiernos la calle de en medio e inventarse normas que quitan terreno a los populistas que tan fácil lo tienen en estos tiempos que corren. Es pedagogía lo que hay que hacer, no normas más duras, estrictas y vergonzantes. Es lo suficientemente importante como para salirse del tiesto y romper una disciplina de voto, quizá.

En segundo lugar el fantasma de las famosas 65 horas semanales. Una nueva jornada laboral que lleva al traste con todo lo que se ha ganado en derechos de los trabajadores en todos estos años. ¿Dónde vamos a llegar? ¿A quién nos queremos equiparar? Quizá me quiera parece a Estados Unidos en muchas cosas, y muchas cosas son dignas de admirar allí, pero precisamente la “meritocracia” que allí se estila, y que quiere importar Nicholas Sarkozy, es una de las cosas de las que huir. No podemos perder todo lo ganado.

Así que razones no nos faltan para seguir indignándonos, dentro y fuera de Europa.

1 comentario:

Kali Tuxi dijo...

Coincidiendo con cada una de tus palabras, quizás convenga preguntarnos qué estamos haciendo mal para que las izquierdas sean tan minoritarias en los gobiernos Europeos? Quizás, si trabajamos desde el plano de las ideas y de los valores, potenciando nuestras estructuras comunes algún día seremos capaces de presentarnos ante la sociedad Europea con una propuesta coherente (soluciones a los complejos problemas de una cambiante sociedad) que ilusione como en su día ilusionó el marxismo y más tarde el estado de bienestar... insisto, desde la coincidencia con tus posturas no cabe sino convencerse de que la indignación sin reacción resulta más bien inutil...
un saludo