2.1.08

Entrada de la iglesia en la precampaña

La campaña electoral ha empezado para los obispos y los sectores más conservadores de la iglesia. Siempre esconden sus mensajes políticos tras un velo de reivindicación de fe, y esta vez no ha sido menos.

Hace unos días una manifestación recorría el centro de Madrid con la excusa de la defensa de la familia. Una familia, que según los obispos y la derecha de este país, ha visto reducidos sus derechos. ¿Cuáles? No he oído todavía una respuesta a esa pregunta. Lo cierto es que no se a quien conseguirán engañar ya con esa actitud, quizá su próximo paso sea pedir abiertamente el voto para el PP.

Por supuesto, cada uno puede ser lo que quiera, católicos, no católicos, o profesar cualquier otra religión. Pero intentar imponer una determinada fe a las leyes que nos rigen a todos, es poco menos que un imperioso afán de hacer que todos vivamos como a la Iglesia Católica le gustaría que viviésemos.

Hoy día los homosexuales pueden formar una familia, que vienen a formar parte de las familias que hasta ahora se han considerado convencionales. Hoy día la religión ha dejado de ser una asignatura evaluable en las escuelas. Se sigue impartiendo de un modo completamente voluntario, pero lo que debe ser una educación privada, deja de ayudar a algunos alumnos a engordar su expediente.

Son innumerables los síntomas de progreso de una sociedad moderna, del siglo XXI, que la iglesia ha visto como ataques frontales a su hegemonía ganada durante los siglos. El no tener la supremacía moral sobre los ciudadanos hace que su jerarquía vea peligrar el poder que anhelan y que la democracia les ha arrebatado.

Es por eso que la actitud de la iglesia, quien entra en campaña abiertamente y sin remilgos, dispara inexorablemente sobre la línea de flotación de su propia credibilidad. Deben acostumbrarse a que esta es una sociedad laica, libre y moderna.

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